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Dice un antiguo proverbio chino, el agua es la “madre del té”. Y algo de verdad hay en ello ya que el agua constituye el 99% de la taza de té. La calidad del agua con la que se realiza la infusión tiene una gran importancia sobre el sabor del té. Muchas de las quejas acerca del té es que es demasiado amargo. ¡Esto es la mayoría de las veces debido al agua y no al té!
Si es un té con aditivos o un mal té, el agua no puede ayudar a mejorarlo. Pero el agua del té puede ayudar a la compleja sincronización de los agentes químicos de los polifenoles y las taninas.
Los polifenoles son unos componentes que construyen sutilmente la textura, astringencia, cuerpo y sabor del té. Se descomponen en catequinas, teaflavinas y tearubiginas. Las catequinas contribuyen al dulzor y al tono del té y los otros a su fuerza. Las taninas le dan astringencia.
El propósito de la temperatura y el tiempo del té es regular el flujo y equilibrio de todos sus componentes. Por eso, cuando infusionas un té verde a alta temperatura por mucho tiempo las taninas destrozan toda la bebida. Es todo química en acción. El agua afecta al té y no al revés. Con experiencia, puedes modular las variables como te apetezca, pero los parámetros son los fijados.
Para sacar lo mejor de las hojas del té, sigue estos sencillos consejos:
- 1. Usa agua que sea neutral en términos de acidez y niveles alcalinos. Por lo general, el agua tiene un pH neutro de 7, pero en ocasiones, el agua del grifo puede ser un poco demasiado alcalina o ácida para el té. Además, el agua del grifo contiene gases disueltos que tal vez tengan olores o puede tener exceso de minerales, lo cual puede esconder los delicados sabores en la infusión de las hojas del té. Si no bebes el agua del grifo normalmente, no la uses para preparar tu té. Las mejores opciones para preparar té son:
Agua de manantial embotellada: No confundir con el agua mineral, que no es adecuada debido a los minerales añadidos; busca agua de manantial con un contenido de sal mineral disuelta de 50 a 100 partes por millón como máximo.
Agua del grifo filtrada: Las jarras con filtros de agua portátiles funcionan bien para filtrar olores y minerales indeseados en el agua del grifo. Cambia el filtro según se recomiende.
- 2. Calienta el agua a la mejor temperatura dependiendo de cada té. Alta para los negros, menos alta para los verdes. Oscilando entre los 76 y los 105 ºC. Los tés verdes infusionados con agua casi hirviendo pueden ser desagradablemente amargos y los negros infusionados con agua poco caliente pueden resultar con poco sabor. Si no dispones de una tetera de temperatura variable, hierve el agua y déjala reposar en la tetera con la tapa abierta durante 5 minutos para los tés verdes blancos y amarillos, 3 minutos para el oolong, y 2 minutos para el pu’er y otros tés más oscuros.
- 3.Evita la tentación de infusionarlo más tiempo del que requiere cada tipo de té. Más rato no significa que sea más fuerte en sabor, sino muchas veces significa más amargo. La media de tiempo es de 3 a 5 minutos con los tés negros y un minuto y medio en los verdes japoneses
- 4.No uses el microondas. Trata el microondas como una tumba donde los tés van a morir. El microondas no hierve el agua, crea puntos nucleares y deja zonas frías y otras excesivamente calientes. Esto puede provocar excesivo calentamiento, pérdida de oxígeno (hace que el té se vuelva insípido) y una acentuación del sabor de las impurezas del agua y del material de la taza. En cambio, la tetera o la cocción tradicional hace que se caliente uniformemente toda el agua, desde el principio hasta el final.
Para conseguir un buen te vale la pena seguir estos consejos y por último utiliza una taza de cerámica y disfruta de tu té.
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